Hoy fui a un seminario acerca del cafe en Starbucks Tlaco.

Acaban de empezar una serie de platicas para que la gente sepa mas acerca del café, cómo se toma y pueda aprender a distinguir las cualidades que tienen los distintos cafés. Todas estas cosas me eran totalmente desconocidas, hasta hace unas horas. Como saben, tomo latte, lo cual no da mucho espacio para apreciar las sutilezas de un cafe, cosa que ahora sé.

Les cuento esto porque es increible ver como en espacio de unas horas, un pedacito del Universo aparentemente sencillo y sin mayores recovecos puede desdoblarse y convertirse en una fuente de inesperado placer, sorprendente erudición y exquisito detalle. Claramente a todo conocimiento corresponde una ignorancia de igual magnitud y sentido opuesto.

Para empezar, el cafe no le pide nada al vino en cuanto a sofisticacion. Tiene tantos matices dependiendo de su lugar de origen, forma de procesarse, de servirse y de tomarse. El poder entender un cafe través de su aroma, cuerpo, color, acidez y sabor ha sido un regalo asombroso, sobre todo cuando se transmite por gente que sabe y que disfruta tanto un tema. Obvio es que quizá no todos lo son, pero en el staff de Starbucks hay genuinos entusiastas y amantes del cafe. Y una platica de estas dirigida por gente asi es doblemente disfrutable.

Aunque debo hacer una precision aqui, el seminario fue todo menos una plática, en realidad fue una degustación. Nos dieron 5 tipos de cafe diferentes, todos de la region de latinoamerica, que ahora sé tienen caracteristicas comunes entre ellos pero muy diferentes a los de otros lugares.

Fue muy interesante ver las diferencias entre los cafes mexicanos, guatemaltecos y colombianos, percibir la suavidad de unos, la dulzura de aroma de otros, la claridad del sabor y los sutiles sabores y olores, que increiblemente se filtran de la tierra hasta la bebida que llega a nuestro paladar. Genuinamente es aprender otro lenguaje para el sentido del gusto y el olfato.

Nunca pensé que pudiera referirme a un sabor de cafe como «complejo» o «elegante», «claro» o «fresco». Claramente el conocimiento e intencion hacen del universo un lugar mas grande, mas completo e interesante. Pero sobre todo son un espejo para aprender mas de nosotros.

Ahora sé que me gusta el cafe colombiano Nariño, de olor fuerte, de cuerpo medio y sabor casi salado con tintes de nuez. De todos los que probé fue el que mas me agradó. Se requiere curiosidad y lentitud para disfrutarse. Parece mentira, pero hay cafés que son obvios en su sabor y hay otros que requieren tiempo para ser conocidos, para ser descubiertos en su totalidad y aun así dejar sorpresas cada vez que son saboreados.

Son como un espejo de la vida y de nosotros. Y al igual que al respecto de muchas otras cosas, quiero seguir aprendiendo y descubriendo acerca del café. No por saber mas, sino porque hace la vida mas rica y disfrutable.

Y mas digna de compartirse con ustedes.