Las piernas adoloridas y el cansancio se olvidan un instante. Mientras suena Mandalay en mi Tablet y el doble latte hace su magia la tarde se redime y encuentro un ratito de paz y quietud. No ha sido un domingo muy sencillo. Una vez mas las gruas bandoleras hicieron presa de mi. Es feo salir del gym tras dos clases de spinning y NO hallar tu coche, creanme. Sobre todo cuando tienes planeado irte a tomar un cafe largamente pospuesto con la Compañera de Travesias.
Ya todo se resolvio y gracias a una divertida y escandalosa comida con los Buendia la moral de la tropa se recupero ampliamente.
Y esta tarde nublada y medio lluviosa recupera su encanto y me siento de nuevo tranquilo, contento y enamorado. Cansado, eso si, pero sonriente y sin desear nada por unos minutos excepto poder estirar un poco mas este momento.
Afuera, risas, ruido y musica.
Adentro silencio.
Y una sonrisa.
Disfruten las ultimas horas de este domingo.