Bienvenidas una vez mas a esta columna que es una anarquista en la Espejocracia. El post de hoy es especial porque desde hace unas semanas, le pedí a algunas amigas via Facebook que me dieran su opinión para esta columna. Esto fué parte de lo que les escribí:
El otro dia reparaba en el hecho de que a muchas de ustedes las conozco desde la secundaria o antes, incluso. A otras al menos por bastantes años como para poder aventurar la afirmación de que las conozco «un poco». Esto viene al caso porque una de mis observaciones como un mero espectador interesado en este tema es que no recuerdo haberlas visto quejarse ni batallar con todos estos temas de dietas, peso, etc. al menos en los grados en los que las adolescentes actuales lo hacen. De hecho creo que la presión a la que está sometida una mujer para verse de tal o cual forma es mucho mayor hoy que hace 15 o 20 años.
Este post sirvió como inicio de la conversación, ya que toca directamente este tema:
Girls And Body Image: It’s Apparently Worse Than Ever
Y tras un par de días de espera las respuesta comenzaron a llegar. Espero estarles presentando en próximas semanas algunos de los correos que he recibido, además de los contenidos de las colaboradoras regulares, de ser posible. Por lo pronto les dejo los primeros dos. Los nombres y detalles han sido cambiados para efectos de mantener la privacía de las mujeres que amablemente han escrito aquí.
Escuchemos directamente desde las trincheras que es lo que pasa. Seguramente algunas cosas les serán familiares y otras nuevas.
Les dejo los testimonios de A. y N.
A. 24 años.
Pues bueno, mi “primer approach” a todo esto de las dietas y eso fue cuando tenia como 15 años, o sea en tercero de secundaria. La verdad desde chiquita, según cuenta mi mama, yo he sido de tendencia a subir fácil de peso, y pues la verdad nunca me había importado eso, con todo que mi papa es una persona traumada con eso de “los gordos”. Pero bueno, hasta ese año de secundaria fue cuando me decidí a bajar de peso, pues me empezó a gustar un chavito de ahí. Como estaba “chiquita” todavía, mi mama me llevo primero a una bariatra, pero como me prohibía varios alimentos y yo todavía estaba en etapa de crecer, entonces me cambiaron y me llevaron a Slim Center, en donde si me dejaban comer todo y me enseñaban a como comer.
El punto de todo esto fue que si me sirvió pero pues realmente lo hice por gustarle a alguien mas y en el momento en el que entré al <nombre de Prepa de puras niñas> me dio la depresión de que odiaba la escuela y pues ya no veía tanto a este güey. Subí de peso pero un montón. Dizque trate algunas dietas, de esas que te dicen las amigas en la prepa y así, pero la verdad ninguna fue en serio. Hasta que entré a la universidad, en donde quise bajar de peso para no estar tan “fuera de lugar” porque si bien en la universidad hay gente “normal” también están las super mega anoréxicas que a cualquiera hacen ver gorditas ¿no? En fin, bajé de peso pero durante la carrera y las múltiples entregas pues si subí otro poco pero pues ya la verdad unos años me dio igual, hasta que el ultimo semestre (gracias a los resultados que vi en una prima) me decidí por fin a intentarlo bien pero para verme bien ahora si por mi, y no por alguien mas. Y pues resulto.
Se medió truncó todo en vacaciones cuando entré en la depre (porque no tenia nada
que hacer ni escuela ni trabajo ni nada:)) y gané unos pocos kilos contra los que ya estoy luchando por bajar de nuevo. Aún así es la vez que mas he bajado y que la gente mas ha notado. Y la verdad es también cuando mas feliz me he sentido, porque por fin siento que me veo bien y que la ropa que quiero por lo general me queda, incluso en esas tiendas en las que venden tallas anoréxicas nada mas. Ahí sigo siendo extra grande pero sé que ese XL es para alguien normal.
El punto, al que yo puedo llegar pero obvio, tu puedes llegar a otras conclusiones, es que no funciona de nada querer bajar de peso si es por alguien mas, sino que realmente funciona cuando es por algo en uno y por sentirse mucho mejor. Digo, si me medio traumo de repente si engordo un poco y así, pero muchas veces es porque te acostumbras a verte bien y te empiezas a molestar si no es así. Lo único que si puedo decir es que es horrible que de chica yo si podía comer dulces y demás sin preocuparme y ahora las niñas se trauman desde super chiquitas por eso. Para mi eso no es tener una infancia normal. Hay que enseñarles a comer dulces a los niños con moderación, mas no traumarlos.
N. 38 años.
Como bien mencionas la verdad nunca fui mucho de quejarme por el peso y figura pues afortunadamente siempre fui un palillo. Por lo tanto mi juventud y adolescencia pasaron sin mayor problema ni presión. Si miro en retrospectiva creo que en ese entonces mis amigas y yo hacíamos comentarios al respecto pero más era como una pose que una real preocupación.
Esto hasta que vino mi hija al mundo…. ¡Oh, que cosa!
Y después de que eres mamá la cosa cambia. La verdad si he andado como yo-yo en cuestiones de peso y en algunos momentos si sientes presión. Definitivamente ahora se vive mucha más presión que antes…. pero no solo por el peso y figura sino en muchos muchos aspectos más. No sé a quién se le ocurrió que tenemos que ser MUJERES MARAVILLA.
En especial se lo adjudico a las siguientes cosas, el orden, prioridad y gravedad depende de cada mujer.
1- La idea de la mujer maravilla que tiene que ser perfecta en todos los aspectos de su vida. ¡Una chingona y no menos! Y por cierto cada vez son más los requisitos a cubrir gracias a que las feministas nos han metido a competir en un maratón junto a los hombres y de repente ya no se trata de demostrar igualdad (que de entrada es una soberana estupidez… no somos ni seremos jamás iguales, a Dios gracias!!! pero eso es otro tema bien largo también) ¡Ahora ya se trata de ganarles!
(deja tomo aire y cuento hasta diez…)
2- Los medios y su nociva influencia, obvio apoyando, promoviendo y avalando lo anterior con sus técnicas de lavado de coco, supresor de conciencias, apendejamiento mental, masacrador de autoestimas y dictador de la conciencia colectiva. A eso le llamo yo «subirse al tren» y no me jacto de nunca haberme subido y dejarme llevar. Pero ya estoy entrenando para bajarme a voluntad y sin raspones. 😉
3- Pérdida de la identidad y la autoestima. Ya no sabemos quienes somos en realidad, no nos vemos como seres individuales, perfectos, valiosos, únicos, creativos. Las más de las veces nos vemos como un ser más, un ladrillo más en la pared diría Pink Floyd. Un ser que tiene que «subirse al tren» sino… lo dejan. ¿Y qué será de una si no se sube al tren? Pero ¿a dónde va ese tren? ¿Alguna vez parará ese tren? ¿Esas son buenas preguntas, no?
4- Perdida de la feminidad. Que no tiene que ver con medidas 90-60-90 y si con la dulzura, seducción, erotismo, complicidad, creatividad. Hasta podría decir que con conocimientos de magia, hechizo y alquimia aplicadas a los quehaceres y a las relaciones. También ese es otro rollo.
Bueno, en realidad es un solo rollo y todo va de la mano, unas cosas llevan a las otras; un circulo vicioso o virtuoso según se tome en la propia vida.
Estas son las primeras de muchas, espero. Si tienen algún testimonio que quieran compartir, déjenme un pequeño comentario y yo las contactaré para que me hagan llegar lo que quieran que ponga aquí.
Como siempre les agradezco que se den su vuelta por aquí.
Cuídense mucho.
Sigo luego.
Mi querido Platy, creo que estas tocando un punto nodal en el mundo actual. Pero me parece que hay varios puntos que a veces, tanto hombres como mujeres perdemos de vista.1o Lo mas importante es mantenerse saludable independientemente del peso. 2o Es básico tener conciencia de que somos únicos e irrepetibles,que así como somos, somos una maravillosa obra de arte y SIEMPRE hay unos ojos que pueden valorarlo, es cuestión de poner atención a nuestro entorno. 3o Recordar que solo nos llega lo que esta a nuestro nivel.
Un abrazo.
Tocaste un punto muy interesante y medular, sobre todo para los padres de 4ta. generación. Hasta hace unos años, no importaba mucho si eras talla 7 o 13, si tenías los brazos «gorditos» o de portada de revista, pero comparado con el mundo en el que vivimos, considero que no solamente las adolescentes y, porqué no, los adolescentes varones enfrentan día a día, sino las mujeres en casi toda nuestra vida. Actualmente laboro para una compañía tan pero tan grande, que sería imposible de creer que tanto hombres como mujeres pudiéramos tener igualdad de oportunidades, pero así sucede en el 90% de los casos. De igual manera, no importa cómo luzcas, ni cuánto peses, ni si eres fotogénica para un sinfín de eventos que requieren ser inmortalizados en una imagen. Soy una mujer joven de 26 años, madre y profesionista, que batalla contra una imagen publica de mujer: delgada, sin defectos y versátil. Así que no creo que solamente las adolescentes de nuestros días, experimente esta .. Mmm.. realidad alterna?
Yo voy con Morsito. Y añado algo más: no importa tanto el peso como el cuidado -por sana vanidad- que le pongamos a la salud de la piel, del pelo, de las uñas. Parece tonto pero es fácil descuidar eso que está tan a la vista y sin duda puede compensar la falta o el exceso de culo. Si no, por qué existe el famoso adagio «cuerpo de pecado, cara de penitencia»?
Bueno, digo yo… 😉
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