Venus Pixeleada: La Sutil Belleza de no Meter la Panza

Yo no le veo ningun "pero" a alguien asi. Al contrario

Bienvenid@s a esta columna que ríe mientras baila un zapateado sobre la báscula.

Desde la semana pasada la mayoría de los blogs de habla inglesa acerca de este tema están vueltos locos de alegría con la foto de la izquierda. Y tienen razones para estarlo.

Resulta que la revista Glamour se aventó la puntada de sacar esta foto de Lizzi Miller, una modelo de 20 años que – oh sorpresa – no está ni cerca de ser talla 2. La señorita Miller es una voluptuosa talla 12, creo.

El punto es que es no es común ver a una mujer con su físico en una revista como Glamour. Y no sólo eso. La verdad se ve bastante contenta y segura. No sé si realmente sea así, pero el ver una mujer de esas proporciones sonriendo y segura de sí misma es algo que eleva… el corazón 🙂

He aqui una entrevista con ella que le hicieron este lunes.

¿Les digo algo? Se ve MUCHO mejor que cualquiera de las hiperdelgadas modelitos del principio del video. No vayan a correr la voz, pero sin reservas afirmo que yo si me iba con ella a Acapulco un fin de semana antes que con cualquiera de las lindas escobitas de las pasarelas. Sin dudarlo medio instante. OK, es una modelo, cierto, pero físicamente esta bastante alejada del “estándar” que se vende hoy en día.

Sobra decir que estas fotos han sido muy bien recibidas y objeto de muchos comentarios positivos de gran número de mujeres. Y esto nos lleva al punto de hoy: La Aceptación.

Conjeturaba hace unos párrafos acerca de la seguridad que alguien como Lizzi Miller tiene que tener para estar en un negocio como este. Tengo que asumir que la tiene, porque de lo contrario ya estaría como todas las -ejem- “estilizadas” modelos que ya vimos. Aventuro que tiene que haber un buen grado de aceptación en todo esto.

Y ese es el primer paso. En este artículo una colaboradora en el Blog, We are the Real Deal, Roni, habla en profundidad acerca de este tema. Lo cual da pie a que nuestra colaboradora residente, la famosísima Marianita, nos dé sus propias opiniones acerca del tema.

Sin mayor preámbulo le dejo el micrófono para que nos cuente los detalles:

El cuento de nunca acabar…

Yo también soy una de esas chicas que nunca ha entrado en el modelo ideal de esbeltez de nuestros tiempos. Que bella hubiera sido la vida para mi si hubiera nacido en tiempos de Botticelli. ¡Seguro habría sido musa e inspiración de obras de arte! 🙂

Pero no, me tocó nacer ahora. Y he lidiado, al igual que Plaqueta, a quien le extiendo mi más sincero saludo de hermandad, la misma situación.

Yo pasé mis años de juventud escondida detrás de unas lindas camisetas aguadas. Quizá me salvó de la soltería mi inteligencia y mi actitud un tanto aventadilla. Si me gustaba un chico, me lo conseguía, pero eso no quita que justo los que más me gustaron, esos nunca me pelaron porque andaban tras las faldas de las chicas talla 2. Buuu.

Y esto me lleva al tema que a mi me interesa compartirles. Suficiente hablar de la gordura, ese tema está ahí y ya se ha dicho mucho y por personas que son más divertidas en su forma de presentarlo de lo que podría ser yo en este momento.

A mi lo que me llama la atención es el lugar psicológico en el que nos deja esto de haber vivido nuestros “mejores años” con un poco (o un mucho) de sobrepeso.

He estado observándome y me molesta (por no confesarles que me duele) darme cuenta de que vivir en un lugar en el que las mujeres consideradas como “buenos partidos” son generalmente las flacas, nos deja precisamente ahí: En el lugar de “los segundos partidos”. ¡QUE HORROR! Esto quiere decir que vivir bajo este tipo de nociones o leyes implícitas nos hace creer que nosotras no tenemos la capacidad de escoger. Que seremos escogidas y que tenemos que estar agradecidas, que bajo nuestra increíblemente indeseable situación más nos vale que lo que nos toca nos parezca una súper oportunidad para salir de la horrible situación de la soltería. Pues me niego y las invito a revolucionarnos contra este mal inconsciente que nos ha hecho ser novias madre, novias objeto, novias de por mientras, novias de peor es nada. Ok ok, a lo mejor estoy exagerando, pero la realidad es que la gran mayoría de las mujeres (al menos de las que yo conozco) caemos en este complicado rollito de tener relaciones disfuncionales. En este momento no quiero entrar de lleno en este tema, ya tendremos tiempo para ir tocando todos los puntos que de ahí se desprenden, pero coincido con Roni en cuanto a que la mejor solución es empezar a aceptarnos cuando estamos ahí, sintiéndonos gorditas, y que de esa manera el peso, junto con los juicios y los estados de animo negativos, comienzan a irse. ¿Será que si nos aceptamos a nosotros mismas, ese simple hecho nos dé el lugar de “buen partido” ante nuestros ojos? Creo que si, y se siente tan lindo pasar por la vida teniendo la capacidad de escoger.

Si me cuentan sus historias de amor disfuncionales les cuento más de las mías…

Saludos

No dejen de hacernos llegar sus comentarios e historias de amor (y de horror). Si tienen alguna sugerencia para temas futuros, son mas que bienvenidos.

Nos vemos en un par de semanas

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8 Respuestas a “Venus Pixeleada: La Sutil Belleza de no Meter la Panza

  1. Hay muchas cosas que comentar, todas completamente subjetivas.
    Por ejemplo, a mí también me parece increiblemente atractiva la modelo de la foto. Y también en efecto, no me parece un «requisito» que mis parejas entren en ropa para niñas. De hecho, las prefiero como dicen vulgarmente «con carne en los huesos».

    No obstante, hay cosas que son más atractivas a la vista (en el caso de los hombres, es generalizado que nos gustan los pechos generosos, la cadera amplia pero de cintura pequeña, BUENAS pues) y a las mujeres les gusta (yo supongo) un abdomen de lavadero.

    Marianita escribe que tienen que conformarse a ser «el segundo plato». Bueno, los hombres también debemos conformarnos con ser «el segundo plato». Las mujeres también prefieren a un hombre de cuerpo apolinado, con un pene de 35 centímetros.

    Aunque casi todos felizmente encuentran a la mujer u hombre que los hace felices, con todo y que no entran en talla 2.

    Resumiendo, no nos conformamos, aprendemos a querer las pequeñas diferencias.

  2. Así es.. Al menos las mujeres «plus size» vivimos en una constante batalla entre nuestra psique y nuestro corazón.. ah! ese corazón que tantas veces hace que nos fijemos en sujetos completamente vacíos que no tienen nada bueno que ofrecernos y que nos ajustamos a «su» deseada imagen de una mujer. Al menos así sucedió conmigo hace ya más de 5 años, bajé más de 15 kilos, y yo aún me miraba al espejo como alguien gorda y fea.. El riesgo es que realmente lo creía así, gracias a Dios siempre hay gente q nos ama, sin importar nada y pude salir, pero cuando veo hacia esos días.. aún duele.

  3. Cre que el problema, querido ornitorrinco, está en cada uno. Básicamente casi da lo mismo ser una beldad o un araña fumigada, lo que importa es la actitud. Se que suena estupido pero mas pasa el tiempo, mas me convenzo. Mis novios, por ejemplo, suelen ser hombres a los que les gustan las mujeres planas como tabla de planchar (como yo comprenderé) y no podria ser de otra manera. A mi hermano le gustan un tanto pasadas de peso. Me molestan los clichés. Me gusta la modelo de este post.

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  7. OK, a los que dicen que la gordura no hace a una menos atractiva. ¿Qué tal se vería la modelo si también estuviera gorda de la cara y con papada? No todas engordamos en la misma proporción 😉

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