El recurrir a un experto o especialista es un proceso que puede ser extraño. Es ir con alguien que sabe mucho más que uno sobre un cierto tema para que te ayude a resolver o a cambiar algo que involucra ese tema. Hay dos factores que hacen mucho por determinar el resultado final: La Confianza y la Obediencia. Van de la mano, pero probablemente el más importante de los dos sea el segundo. Esto me quedó claro porque hace unos días tuve que ir al médico. Fue alguien que me recomendó otro médico (primera cosa importante) y vi los resultados de su tratamiento (segunda cosa importante). Quedaba lejos y hacer una cita era un poco problemático pero la solución al problema lo justificaba (tercera cosa importante). Tras explicarle mi problema y ser explorado, entre otras cosas me recomendó que por un tiempo hiciera cambios serios en mis hábitos y mi dieta. ¿Qué tan serios? Entre otras cosas me quitó el café por 3 meses, con eso les digo todo. Los que me siguen en Twitter saben con exactitud lo que eso representa.
Estos cambios son incómodos, implican reajustes importantes y romper con las costumbres de una vida. Pero los he llevado a cabo sin falta y al pie de la letra. ¿Por qué?
Porque deseo que mi salud mejore, pero sobre todo:
Confío plenamente en que el doctor sabe lo que hace.
No soy médico ni sé nada de medicina. Pero soy un consultor y sé perfectamente lo que es estar frente a un cliente y ofrecerle soluciones o enseñarle cosas nuevas que pueden serle útiles. En ese momento no pude evitar ponerme a pensar que pasaría si tratáramos a los médicos como muchas marcas y agencias tratan a otras agencias y consultores. El cuadro es cómico, pero revelador.
- «No sé que tenga que hacer pero tengo que estar sano en una semana. ¿Cómo que el tratamiento tarda un mes? Pero para eso le pago, para que me cure.»
- «¿Análisis? No, no tengo tiempo para eso. ¿Que no se supone que usted es el experto y sabe de medicina? ¿Para qué necesita análisis?»
- «La otra vez que enfermé de algo parecido no me dieron algo así. ¿Por qué quiere hacer las cosas diferentes ahora?»
- «La última vez que me pasó eso me tomé un pastilla roja y se me pasó. Deme una pastilla roja y listo.»
- «No, yo no tengo eso. Yo lo que tengo es esta otra enfermedad que es más fácil y barata de tratar.»
- «No, esa medicina no me gusta y no me va a servir. Deme esa otra mejor.»
- «¿Cambios en mi alimentación y en mis hábitos? Olvídelo. Si no puede curarme sin eso mejor voy con alguien que si sea doctor.»
- «Con que me quite el dolor basta, lo demás se arregla solo después.»
- «No me importa lo que digan sus amigos «especialistas», eso no va funcionar. Es mi cuerpo asi que yo sé mejor que nadie que funciona y qué no.»
- «El doctor anterior no necesitaba todos estos aparatos y análisis nuevos. El me daba una pastilla y ya. Usted solo quiere sacarme más dinero»
- «Mi otro doctor era excelente. Siempre me hacia caso y hacía lo que yo le decía.»
- «Al fin que lo único que hace es escribir recetas y dar pastillas. Eso lo puede hacer mi sobrino que estudia veterinaria»
¿Suena familiar? Confieso que me ha sucedido muy pocas veces, afortunadamente, pero las historias de horror de colegas cercanos y lo que veo suceder dia a dia hacen evidente que esto es algo cotidiano. Los resultados de todo esto son brutalmente obvios.
El punto es que podemos investigar, pedir referencias y considerar opciones antes de elegir al médico que nos va a atender. Se vale incluso establecer los criterios más estrictos para esto. Pero una vez habiendo decidido, solo nos queda confiar, ponernos en sus manos y seguir sus instrucciones. Es un profesional que sabe su negocio y lo que nos pide que hagamos o tomemos es lo necesario para obtener un beneficio.
Una enfermedad puede matar, no importa si entiendes cómo funciona o no. La medicina cura de la misma forma. Hay veces que no tenemos que entender y cuestionar, sino confiar y seguir instrucciones de la gente que sabe del tema. No podemos esperar que las cosas puedan ser totalmente bajo nuestras propias reglas. Muchas veces esa obediencia es el precio del cambio. No es raro que la comprensión y el entendimiento total de lo que se hizo lleguen al final de todo, cuando todas las piezas ya están completas en su lugar.
Pero sobre todo hay que tener en mente algo:
Si pudiéramos entender todo lo que médico nos pide que hagamos, muy probablemente no necesitaríamos ir con él en primer lugar. ESO es lo primero que hay que recordar.
Por lo pronto, yo voy mejorando. La obediencia va dando frutos. Cuando todo esté bien mi primer acto será ir a celebrar con un espresso macchiato.
Si todo sale bien será más o menos por abril. 😦
Sigo escribiendo.
¿Por qué crees que seguir instrucciones es de lo más difícil que hay en el mundo?
Yo no tengo nada más que opinar. Tu texto tiene todo de cierto.
Pero me gustaría complementar que al igual que hay «médicos brujos», homeópatas, acupunturistas y demás charlatanes, hay también charlatanes en todas las demás industrias de la vida.
Seguir las instrucciones de un experto es sin duda lo mejor que puedes hacer, pero primero hay que investigar si el experto en cuestión es realmente un experto o un charlatán.
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