El éxito en el mundo digital no suele ser un resultado que se obtiene completo en un instante. Es la consecuencia de muchos pasos. De observar, experimentar y probar de nuevo.
Sea un blog, contenido, publicidad, servicio, o lo que sea, el proceso de llegar del punto inicial al objetivo está construido a base de intentos pero sobre todo de fracasos. Todos hacemos las cosas para tener éxito, pero a veces no sucede así por una variedad de factores. Lo importante es identificar las circunstancias o al menos tomar nota de lo que pasó y seguir adelante.
La verdad es que en este negocio si la gente no ha fracasado es que no ha hecho nada. Casi todos platicamos de nuestros éxitos pero no siempre de los fracasos y es ahi donde suelen estar las mejores historias. Mi campaña más exitosa de Facebook Ads requirió un fracaso estrepitoso previo para poder aclarar sin dudas cuál era el camino correcto para poder conseguir nuestros objetivos. Lo más valioso de la campaña fue ese error y todo lo demás es un resultado directo de la experiencia ganada en ese primer intento.
Pero hay de fracasos a fracasos. Hay fracasos evitables e inútiles y fracasos sumamente valiosos. En muchos casos lo que los distingue es la novedad. Los errores nuevos y frescos son el camino a la mejora y el éxito. Los errores recurrentes pierden valor con cada repetición.
Los errores que validan los principios básicos y objetivos fundamentales son oro. Los errores causados por negligencia o necedad son veneno puro. Sobre todo si además son recurrentes. Pocas combinaciones más letales.
El único tipo de error más grave que estos es aquel que es tan grande, tan fundamental que no se ve. Usualmente se da al principio de una iniciativa, durante su definición. Es aquel que hace que busquemos algo que no está ahi o persigamos cosa que no son útiles. Es el que da una dirección equivocada y que difícilmente se cuestiona después. Es el que determina de inicio que lo que hagamos va a fallar aunque parezca que estamos haciendo algo útil.
Ese es de los errores que, de ser detectado y analizado, puede dar los mayores beneficios porque es un error de fondo, primordial, básico. Pero se requiere no solo agudeza, sino hasta valor para poder verlo y aprovecharlo.
Si logramos hacer esto, ese será la mejor equivocación que podamos haber cometido. Porque es de las que cambia nuestra forma de pensar y nos abre a explorar caminos nuevos. Si es asi hay poco que lamentar.
Pero se necesita mucho para lograr eso y asimilar una lección tan dura e importante. Muy pocos lo pueden hacer.
Los que lo logran, crecen, mejoran. Evolucionan. Eso bien vale el precio de haberse equivocado.
Sigo escribiendo.
¿Qué has aprendido de tus peores errores profesionales?
Al margen de comentarios específicos sobre el contenido de esta publicación quería decirte que este es el mejor blog de digital de todos los que leo ( y estoy suscrito a unos cuantos…). Impresionante el enfoque lateral y la enorme utilidad de cada publicación. Enhorabuena!
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