Tomar notas es una de las actividades más importantes, pero con mayor frecuencia pasadas por alto, en la vida profesional. De hecho alguien diría que es un arte en vías de perderse. Con todo, la llegada de los dispositivos móviles ha dado nueva vida a esta humilde actividad. Hay una enorme cantidad de apps para poder tomar y organizar notas, entre las que destaca Evernote, por ejemplo. Personalmente yo la uso todos los días y no sé que haría sin ella, sobre todo para tomar notas en web y poder tenerlas accesible en mi teléfono y viceversa. Hay un folder llamado «Ideas Posts Blog» que es mi salvavidas cuando necesito hallar temas para escribir. Ahi van a dar enlaces, ideas, frases, imágenes y cuanta cosa se me atraviese que pueda ser la semilla de un post en estas páginas. Es la primera aplicación que suelo instalar en mis teléfonos.

Otra pequeña aplicación en web la complementa. La absurdamente simple notepad.cc que es en donde escribo todos mis posts, notas, ideas y demás cuando estoy trabajando en mi laptop. De hecho este post lo estoy escribiendo ahi en este momento. Su absoluta devoción a la simplicidad lo hace ideal para escribir el material en bruto y luego irlo refinando y puliendo en otras aplicaciones.

Y sin embargo, probablemente la herramienta más importante no es una app o aplicación web.

Es un cuaderno o libreta de papel.

Para mi, el papel sigue teniendo un papel desmedidamente importante, por razones que intuyo pero no entiendo del todo. A veces suele ser más rápido tomar notas a mano durante reuniones y juntas que tomarlas con el teclado de un teléfono o laptop. Eso ciertamente es una buena razón. Pero lo irremplazable del papel es una cualidad totalmente distinta.

Me permite pensar de manera diferente.

En el momento de planear cursos, de empezar a dar forma a ideas importantes, de bosquejar proyectos; cuando se necesita empezar a poner las piezas del rompecabezas en la mesa y empezar a armarlas, para esos momentos, todavía no se inventa nada como una hoja de papel en blanco y una buena pluma. Esos son los momentos cuando realmente disfruto lo que hago. Ahi es cuando una taza de espresso hace su trabajo al empujar a las neuronas a trabajar más rápido y cuando sucede la magia.

Para realmente tomar el dictado de la musa creo que se sigue necesitando un poco de papel.

No es el material, por supuesto, es simplemente que el acto de escribir con total libertad en una hoja limpia parecería que le da esa sensación de amplitud a la mente que necesita para seducir las buenas ideas y poder dejarlas en una página. En mi caso, incluso el tamaño de la hoja es factor a veces. Mientras más grande sea la idea, más grande la hoja. Las libretas Moleskine son ideales para muchas cosas, pero mi confiable cuaderno tamaño carta son el mejor lienzo para la planeación y la creación en forma. Mis mejores artículos, cursos y presentaciones han salido de ahi y ya luego son transferidos cuidadosamente a digital a la aplicación correspondiente donde hallan su hogar definitivo.

Visto asi, el cuaderno es una maternidad hecha de hojas blancas de ideas y proyectos .

Todavía no hallo algo que pueda sustituirlo. Ni me interesa realmente hacerlo.

Porque mi definición personal del Paraíso es una taza de buen café, mi cuaderno y mi música.

No pido más.

Excepto un poco más de tiempo para disfrutarlo.

Sigo escribiendo. En el teclado y en el papel.

¿Sigues tomando notas a mano en papel? ¿Por qué?