Cuando compartir ideas y mostrar cómo funcionan las cosas es parte de nuestro negocio, hay un detalle que con frecuencia olvidamos y que es uno de los principales indicadores de la calidad de lo que hacemos y la profundidad de nuestro conocimiento. En el mundo de Social Media y Marketing Digital es particularmente evidente y puede dar bastante idea de qué clase de persona estamos escuchando.
Me refiero a los ejemplos y casos de estudio que usamos, particularmente en presentaciones y conferencias.
Son particularmente reveladores, porque indican con bastante claridad el grado de experiencia y la visión que tiene quien los usa. Por otro lado también revelan qué tanta tarea hizo para poder encontrar material acorde a su público. No es lo mismo tener una conferencia llena de gente de marketing de empresas B2B que una de Community Managers novatos. Los ejemplos que usamos descubren exactamente qué tanto conocemos de nuestro tema y exactamente qué queremos que se lleve nuestro público.
Hay algunas preguntas básicas que suelo hacer para poder medir la calidad de los ejemplos.
- ¿Son los mismos que usan todos? Ya podríamos dejar de citar a Apple, Starbucks, Nike y Coca-Cola. Pocos peores síntomas que este.
- ¿Son frescos? Andar usando ejemplos de 2009 es terrible, a menos que sean de campos superespecializados y aún así es cuestionable.
- ¿Son de la escala correcta o cubren varias escalas? Ver casos que van de lo macro a lo micro puede ser muy valioso, pero también poner casos de la escala correcta es crítico. De poco o nada sirve mostrarle casos de multinacionales a PYMEs.
- ¿Son apropiados para el público? Como ya dijimos, el caso de las empresas B2B es clásico. No todos los ejemplos pueden servirle a todos los públicos.
- ¿Se conocen a profundidad? Nada mejor para esto que los ejemplos propios. Se puede dar contexto y mayores detalles de razones, decisiones y resultados. Aunque hacer tarea y recopilar información es un excelente sustituto.
- ¿Hay cifras y datos concretos? No bastan imágenes bonitas. El poder dar detalles y fuentes puede hace una gran diferencia. No significa dar muchos datos, sino el poder apoyar nuestros puntos en más que opiniones o anécdotas.
Son los pequeños detalles los que hacen la diferencia y la elección de nuestros ejemplos es de los más significativos. No se trata tampoco de jugar a buscar el ejemplo más oscuro y rebuscado, sino de poder mostrar información fresca, apropiada y concreta, que realmente nos ayude a transmitir nuestro mensaje y a generar interés y atención en quien nos escucha.
Sigo escribiendo.
¿Crees que los ejemplos que empleamos reflejan el conocimiento y la visión de quien los usa?
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