Ya se ha hablado aqui de la necesidad de ligar los resultados de iniciativas digitales a resultados fuera de Internet. En teoría una campaña de promoción bien hecha debería de mover la aguja al menos en algunos sentidos: llamadas, correos, preguntas, etc. Por supuesto que hay manera de saber cuando las cosas se hacen bien del lado digital; hay estadísticas, métricas, análisis que permiten saber si lo que se está haciendo está funcionando en realidad o no. Si no hay clicks, suscriptores, propagación es obvio que de entrada ya hay algo mal que se tiene que corregir. Quizá sea el público al que va dirigido el anuncio, quizá sea el copy, quizá sea el anuncio mismo, etc.

Hay una cosa que no solemos pensar pero que sin duda tiene que ser factor en la ecuación de todo proyecto.

¿Qué tal si el producto no es tan bueno?

¿Qué tal si lo que estamos ofreciendo no convence al público?

Sobre eso no siempre se tiene control. Precios, ubicaciones, fechas, contenido, estos son elementos que no suelen estar en las manos de quien hace una campaña. Y el marketing y la publicidad no son mágicos. No pueden resolver los problemas de un producto o servicios. Podrán enfatizar sus virtudes, pero a la hora importante de cerrar el trato hay factores que caen fuera de nuestras manos y que pesan más. Y esas cosas no siempre tienen que ver con el aspecto digital.

Lo cual no hace menos frustrante tener campañas de publicidad que funcionan perfectamente pero que no muestran efectos offline.

Porque al final una campaña digital exitosa que no da resultados, no es exitosa en realidad.

Sigo escribiendo. Y aprendiendo.

¿Crees que una excelente promoción puede sacar a flote un producto no tan bueno?

Posts relacionados

• La Paradoja de las Redes Sociales: Caso Sharknado
• Comunidades vs Seguidores: La gran confusión en los medios sociales
• El Espejismo de “El Mundo Real”